Aquella fría mañana, el sobrio y noble aroma
de la humedecida madera de las encinas se mezclaba entre
el dulce olor de las jaras rociadas por la escarcha del alba. En el fondo de la umbría, en la falda serrana.. se mantenía oculto un preciado tesoro.
Aquel lugar, recóndito y secreto, salpicado de robles, encinas y alcornoques era el hogar del viejo lince, donde exhausto tras el ajetreo de la noche anterior dormitaba en el interior de una vieja tronca acorchada.
Apenas alimentado con un desdichado y torpe conejo
que cayó en sus garras con las primeras luces del día, cuando
transcurrida toda la noche y parte de la tarde del día anterior
deambuló sigiloso de aquí para a ya... debilitado por el hambre y al de borde la desesperación con el estómago vacío.
Un duro reto del día a día en la Sierra Morena de España.
Dentro del grupo de los carnívoros de la Península Ibérica los félidos son los predadores más especializados ya que consumen principalmente carne cazada por ellos mismos prácticamente a diario.
Su evolución data desde el mioceno (unos 25 millones de años, según carbono). Hoy día están clasificados en 35 especies contenidas en “4” géneros.. 2 de estos géneros se encuentran en España:
El Género Lynx - Lince Ibérico o Lynx Pardina.
El Genero Felis - Gato montes o Felis silvestris.
Las herramientas para la supervivencia de un félido se basan principalmente en sus fuertes garras retráctiles, afilados colmillos y potentes cuartos traseros para el salto. Sus gruesas almohadillas con las que pisa de forma amortiguada evitan el más mínimo ruido al tiempo que flexiona sus fuertes patas y contorsiona su columna vertebral con objeto de acercarse lo máximo posible a su víctima como si de un fantasma se tratara, de esta forma prepara su técnica favorita “la emboscada.”
Una vez situado a unos dos metros de su presa, solo necesita una fracción de segundo para desatar una violenta sucesión muscular explosiva desencadenando eléctricos movimientos rápidos
como el rayo, dando así alcance a su objetivo en un parpadeo.
Suele tener una tasa del 40% de eficacia, lo cual significa que mayormente caerán presas deficientes saneando las poblaciones sobre las que depreda.. principalmente el conejo.
Si bien por otro lado, ejerce un rígido papel controlador sobre especies como el zorro, meloncillos y otros carnívoros de este o menor escalafón.
Sus llamativos ojos cincelados de verde-azulado o ambarinos según los casos, son muy sensibles a la más mínima brizna de luz en la noche llegando a captar un campo visual de unas “seis” veces
mayor que el nuestro. Sus orejas son dos auténticos radares parabólicos siendo capaz de canalizar incluso los ultrasonidos. Lucen engalanadas con unos curiosos penachos en las puntas que desfiguran al animal, al tiempo que le sirven de fotocélula de altura entre la maraña.
El macho de lince puede alcanzar un peso de unos 14 a 17 Kg.
Mientras que la hembra no suele superar los 15 Kg.
La altura a la cruz oscila en unos, 60 cms, como mucho.
El lince es un animal adaptable, si las circunstancias le obligan, pero siempre tenderá a buscar los sotobosques, jarales y monte bajo provisto de madroñeras, alcornocales, incluso dehesas, cuanto más olvidadas mejor.
Suele moverse en el crepúsculo de la tarde y en la noche, examinando su territorio.. marcando y cazando.
Campea rutinariamente siguiendo las veredas y pasos abiertos por otros vecinos del bosque ya que siéndole más cómodo desplazarse por ellas ronda al tiempo con la posibilidad de acechar y dar caza incluso algún pequeño rayón, cervatillo o corzo si llega el caso, de ahí que también se le conozca como
“ El gran gato cerval.”
Descansa al alba dormitando durante la práctica totalidad del día salvo en época de celo, momento en el que cambian sus costumbres solitarias emparejandose y transformándose en juguetones cachorros, retozando con simulacros de caza uno tras otro desde mediados de Enero a finales de Febrero.
Tras una gestación de 62 a 73 días pueden llegar a nacer hasta “4” pequeños linces, siendo lo normal un número de “2”.
Estos pequeños permanecen con la madre de nueve a diez meses, momento en el que se emancipan dando lugar al comienzo de un nuevo ciclo tanto para la madre como para el hijo.
No podemos presumir de tener demasiados linces en España, esta joya Ibérica de nuestros montes y humedales como es el caso de Doñana, escasea y por eso es tan valioso a nivel mundial.
Este linaje de lince no existe en ninguna otra parte del planeta ya que es exclusivamente Ibérico.
Los cepos para zorros, conejos.. los atropellos en carretera por
citar algunos peligros ponen en jaque su existencia.
Si no lo cuidamos “entre todos” perderemos este legado natural para siempre… después solo seria un recuerdo del pasado, cuando existía la posibilidad de emocionarnos con su presencia 🌱
Cae la tarde y se hace el silencio..
Los rojos y dorados se pintan en el cielo dibujando las montañas perfiladas ante el foco anaranjado de la luna llena
que comienza a flotar enorme en el horizonte.
Los mirlos, rabilargos, mosquiteros, zorzales… callan
dando paso al cárabo, que rompe el silencio de la noche con el eco de su reclamo desde el fondo
de la cárcava del río.
Ha llegado el momento, el blanco brillo de sus colmillos destellan bajo la luz de la luna, sus garras se retraen contra la tierra mientras se estiran su adormecida espalda y cuartos traseros.. es la hora.. el viejo lince se despereza..
Gato moteado, gato rabón
contempla tu mundo...
contempla con ilusión..
derecho tienes a la vida
derecho tiene.. tu corazón
tuya es también esta tierra
de la tierra también es..
tu belleza y resplandor.
Alberto Cazallas Martín.